Elogio a la regularidad
Título libro: Ciudad regular. Manual para diseñar mallas y tramas urbanas
Autores: Joan Busquets, Dingliang Yang y Michael Keller
Edición: Oro editions, 2020. 682 pp.
isbn: 978-1951541491
Eulalia Gomez-Escoda. Universitat Politècnica de Catalunya, Barcelona, España
E-mail: eulalia.gomez@upc.edu
Ciudad regular. Manual para diseñar mallas y tramas urbanas es la traducción al castellano de Urban Grids. Handbook for Regular City Design, editados ambos por ORO editions (San Francisco) en 2020 y 2018, respectivamente. La edición en castellano cuenta con el apoyo del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana de España.
Los autores, Joan Busquets, Dingliang Yang y Michael Keller, sintetizan en casi 700 páginas los resultados de los seminarios y talleres llevados a cabo a lo largo de seis años en la Graduate School of Design de Harvard University, en los que un centenar de estudiantes han diseccionado mallas y tramas de todo el mundo como pretexto para entender la complejidad del fenómeno urbano.
Ciudad regular se fundamenta en la hipótesis de que es posible explicar la ciudad a partir de la lectura de los tejidos regulares. Está redactado a modo de manual, de manera que subyace en él una segunda hipótesis: la de que a partir de los ejemplos descritos con precisión, se pueden extraer lecciones para el proyecto urbano contemporáneo.
El texto se compone por capas que repiten sucesivamente argumentos matizados en cada reformulación, consiguiendo, por acumulación, construir un cuerpo teórico cargado de datos precisos. Fechas, nombres y coordenadas ayudan al lector a encuadrar los hechos explicados; pero, sobre todo, el gran despliegue de dimensiones (anchuras, alturas, densidades, proporciones, porcentajes) en la biopsia de los más de doscientos fragmentos urbanos regulares convierte el libro en manual de referencia. No solo insisten los autores reencuadrando sus hipótesis, sino que también los casos de estudio son diseccionados a lo largo de la obra desde diversas ópticas en cada uno de los seis capítulos que componen el libro, que observan la regularidad de grillas, cuadrículas, mallas o tramas con un enfoque diferente.
El primer capítulo, “Un mundo urbano regular”, pone al lector en tensión ante la minuciosidad del trabajo que tiene entre manos. Un Atlas taxonomiza 101 ciudades de todo el mundo, de origen muy diverso, a partir de un patrón gráfico común en el que se analizan sus calles (en sección transversal), su parcelación y su ocupación (edificabilidad y mezcla de usos). Además, se presentan de lado las cuadrículas, comparándolas de forma crítica entre sí, de hasta quince maneras posibles. Es inevitable ver en esta entrada resonancias con las P-U-E de las Formas de Crecimiento Urbano que alumbró el Laboratorio de Urbanismo de Barcelona muy a principios de los setenta. La urbanización, el orden del suelo impuesto por la parcelación, y los edificios (cómo son y qué contienen) permiten en este caso medir las cuadrículas y ponerlas en relación unas con otras de modo objetivo, científico. Se definen seis tipos de ciudad que articularán los argumentos en los siguientes capítulos: acumulativa (en la que las mallas se yuxtaponen a lo largo del tiempo); discontinua (en la que se suman varios fragmentos regulares de características diversas); celular (en la que una malla de mayor tamaño embebe otras organizaciones regulares de menor escala); superpuesta (en la que se pueden leer en el espacio dos lógicas de regularidad simultáneas); infinita (en la que una primera malla original se extiende en el territorio urbano); y escalar (cuando el orden se descompone desde la lógica territorial a la lógica parcelaria).
El segundo capítulo, “Mallas en la historia”, agrupa los proyectos por temas, y el repaso a la ciudad en la historia se hace a partir de modelos: las fundaciones (bastidas en Francia; españoles, británicos y franceses en América; holandeses en el mundo); las ciudades ideales (en una cronología muy valiosa centrada en el Renacimiento, pero que bascula desde las ideas en Res Publica, de Platón, al San Petersburgo imaginado por LeBlond en el siglo XVIII); los modelos territoriales extensivos (como la centuriación romana y la malla jeffersoniana); los modelos por fragmentos urbanos (las squares de Londres, las plazas de Gracia en Barcelona o los pénc en Senegal). No podían faltar los ensanches del XIX (Manhattan y Barcelona, pero también los derivados de las leyes de ensanche de distintos países europeos), la regularidad superpuesta (en la Roma de los Papas en el siglo XVI, en el París de Haussmann en el XIX y en el movimiento City Beautiful, a principios del XX); los modelos descentralizados (la ciudad jardín de Howard, las new town londinenses, las villes nouvelles parisinas, los Vinex del Randstad, las nuevas ciudades de Hong Kong o Shanghái); o las ciudades capitales (la sección menos europea, con los ejemplos San Petersburgo y Washington, de nuevo, Nueva Delhi, Canberra, Chandigarh, Islamabad y Brasilia).
El tercer capítulo, “El dilema del siglo XX”, abre la segunda mitad del libro. Si los dos anteriores han servido de preámbulo y han puesto la malla en contexto temporal con la lectura de algunos episodios de la historia de las ciudades, el abordaje al siglo XX sorprende por la regularización que los autores hacen de algunos proyectos urbanos de un momento en el que la arquitectura moderna respondía a la industrialización con proyectos fundamentalmente de vivienda, y en el que las ciudades resolvían cuestiones funcionales relacionadas especialmente con la movilidad. Así, episodios como Radburn (Stein y Wright); el Plan ideal para la metrópolis (Schweizer); el Plan para Tel Aviv (Geddes); la Nueva unidad de asentamiento (Hilberseimer); el Plan para Londres (MARS); o Stuyvesant town en Nueva York (Met Life) se someten al cedazo del análisis regular y se utilizan para establecer categorías con las que clasificar su orden intrínseco: unidades de repetición; espinas interurbanas; supermanzanas. El Plan para Filadelfia (Kahn y Tyng); Ciudad Guayana (Harvard y MIT); la Universidad Libre de Berlín (Candillis, Josic, Woods y Scjiedheim); el Plan de la Bahía de Tokio (Kikutake, Tange et al.); la Plug-in city (Archigram); la Non-stop City (Archizoom); el Continuous Monument (Superstudio) o el IBA de Berlín (Kleihues y Hämer) son, ante la lente de aumento de Busquets, Yang y Keller, fragmentos regulares que recalifican los flujos urbanos; aportan nuevas jerarquías de calles; alojan edificios de gran escala; megaestructuras que permiten una ciudad cambiante; propuestas radicales de mallas universales o proyectos de regeneración de la regularidad urbana a partir de la recuperación de la unidad manzana.
El cuarto capítulo, “La emergencia de nuevas mallas”, es, una vez más, un Atlas, esta vez, de proyectos contemporáneos. En esta sección, 48 proyectos urbanos (27 de los cuales emplazados en Europa) son desmenuzados en sendas fichas y 13 cuadros comparativos ponen sobre la mesa la discusión sobre la importancia de la tipología de la manzana (su dimensión, forma, o complejidad); la morfología del proyecto (según se haya desarrollado en suelo urbano o reestructurando suelos abandonados); la estructura del verde (su trazado general, su inserción en la manzana); la mezcla de usos; o la estructura urbana (las tramas, las jerarquías y el contexto, entendido como las relaciones que establece el proyecto con el lugar en el que se inserta, mutándolo, extendiéndolo, manteniéndolo intacto o comportándose de manera autónoma). En este caso, la selección no es intensiva en cantidad, pero sí en las casuísticas presentadas: los autores eligen unos pocos casos de estudio que responden a una clasificación que va acercándose a la formulación de premisas para el buen proyecto urbano.
En el quinto capítulo, “Elementos de proyecto”, cambia la escala de la mirada y la intención del análisis: si hasta ahora destacaba en el manual su carácter enciclopédico, aquí los argumentos tejidos en capítulos anteriores se transforman en herramientas para diseñar la ciudad: se definen elementos de composición, proyectos en los que la malla ha sido alterada, patrones de construcción urbana a partir de tramas regulares, proyectos basados en la multiplicación de niveles en contacto con el plano del suelo. La atención a las reglas que acompañan los proyectos se convierte en protagonista en las páginas de esta sección.
Finalmente, el sexto capítulo, “La buena ciudad regular, una forma abierta”, abandona la lectura sistemática de proyectos y cierra el manual con dos decálogos argumentados: los desafíos a los que habrá de enfrentarse la ciudad contemporánea; y los principios generales para el diseño futuro de la ciudad. Apoyados en las hipótesis que han ido apareciendo a lo largo de la obra, es de elogiar el esfuerzo de los autores por ofrecer algunas claves para el buen proyecto urbano, cerrando así el círculo del proceso research-based design.
Siendo los autores arquitectos, los argumentos se acompañan de dibujos de una calidad excepcional. Representar y comparar son el primer paso para analizar, comprender e intervenir en la ciudad; un proceso, el de investigar y proyectar mediante el dibujo, que entronca con la tradición del LUB, el Laboratorio de Urbanismo de Barcelona, del que Joan Busquets fue cofundador en 1969. Los autores tienen, además, la habilidad de introducir matices en el lenguaje gráfico en cada uno de los subcapítulos, buscando maneras específicas de representar para cada una de las preguntas que la investigación va planteando. Es así que a cada vuelta de página, el manual sorprende con una nueva escala de interpretación, una nueva dimensión a tener en cuenta, una nueva comparación posible. Cada una de las más de 200 páginas con dibujos en planta, sección o vista isométrica de los proyectos, y cada uno de los 30 dobles pliegos con taxonomías comparativas absorben al lector por la precisión de la representación gráfica, por la riqueza de recursos de expresión y por la diversidad de los parámetros analizados y tabulados.
La aproximación a Ciudad regular permite diversas lecturas: la de la persona estudiosa disciplinada que no quiere perder detalle y la aborda de principio a final; la de la investigadora curiosa que busca profundizar en algún capítulo de la historia del urbanismo; la de la interesada en aprender sobre un proyecto específico; o la de la conocedora de los casos que, a través de los cuadros sintéticos en las dobles páginas al final de cada subcapítulo logra ver, uno al lado de otro, casos de estudio que hasta entonces se habían presentado como elementos aislados. Finalmente, la riqueza de las referencias bibliográficas que se incluyen al final del texto permite una quinta lectura y otorga al libro el carácter de manual de referencia: quien quiera ahondar más en alguno de los proyectos, encuentra ahí por dónde empezar a tirar del hilo. Esa diversidad de lecturas hace que el libro pueda seducir a públicos muy heterogéneos: a él habría de acercarse todo estudiante de arquitectura en varios momentos del aprendizaje; es un manual de cabecera para profesores; un catálogo de maneras de representar lo urbano; una enciclopedia para amantes de las ciudades.
Ciudad regular es un muy riguroso trabajo de elogio al hecho urbano cotidiano, que eleva el orden y la regularidad –que a menudo se dan por intrínsecos a las ciudades– a la categoría de excepcionales. La regularidad que el manual elogia es la del soporte urbano que a su vez hará buena toda arquitectura, con arquitectos o sin ellos. Una ciudad ordenada, regular, perfecta pese a sus contradicciones, que no puede existir sin urbanistas que la piensen, la dibujen, la anticipen y diseñen los mecanismos normativos y formales para implementarla.
vol 49 | no 148 | septiembre 2023 | pp. 1-4 | reseña | ©EURE
doi: 10.7764/eure.49.148.13 | issn digital 0717-6236